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BUSCA AL SEÑOR ARZOBISPO DENNIS M. SCHNURR

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A medida que nos acercamos a finales del año 2020, tal vez la mayoría de nosotros estamos ansiosos por ver la finalización de un año preocupante que ha traído grandes pruebas y profundo dolor a tantos. Y sin embargo, incluso en este difícil momento de COVID-19, pérdida de empleos y conflictos civiles, tenemos mucho por lo que estar agradecidos con Dios cuando nos reunimos este mes para celebrar el Día de Acción de Gracias – ya sea en persona o virtualmente.

Además de nuestra vida, tenemos las bendiciones de la familia, los amigos y la fe. Como Católicos, también tenemos la presencia real de Cristo en la Eucaristía. La misma palabra “Eucaristía” proviene del griego que significa “Acción de Gracias”. La ausencia a principios de este año de Misa pública, y la consiguiente separación de la comunión física, nos hace aún más agradecidos por este increíble don de Dios. A veces no apreciamos plenamente lo que tenemos hasta que lo perdemos.

Aunque nuestra relación con Jesús es personal, celebramos los sacramentos en el contexto comunitario de la Iglesia. Y, como decimos en el Credo de Nicea en la Misa, la Iglesia es “una, santa, católica y apostólica”. Católico significa “universal”. La Iglesia se extiende por todo el mundo, unida por las enseñanzas de Cristo y el liderazgo del Santo Padre. En la Iglesia Latín, también estamos unidos por las mismas normas litúrgicas y el derecho Canónico.

En Noviembre, conmemorado desde 1990 como Mes de la Historia Católica Negra en los Estados Unidos, estamos especialmente agradecidos por la naturaleza universal de la Iglesia como se refleja en la fuerte fe de los Católicos negros Americanos. Una de las razones por las que este mes fue elegido para la observancia es que el 3 de Noviembre es la festividad de San Martín de Porres. Nacido en Lima, Perú, en 1579, fué la primera persona negra en las Américas en ser reconocido como santo cuando fue canonizado por el Papa San Juan XXIII en 1962.

La historia Estadounidense y la historia de la Arquidiócesis de Cincinnati han sido agraciadas con la vida de muchos otros santos Católicos negros– mujeres y hombres que irradiaron a Cristo, a menudo ante la injusticia y la discriminación, incluso desde dentro de la Iglesia. Algunos de ellos están en el camino de la canonización. Usted leerá sobre eso y muchas otras historias inspiradoras de Católicos negros en este número de la revista The Catholic Telegraph.

En la arquidiócesis podemos señalar con especial orgullo a Daniel Rudd, fundador del Congreso Nacional Católico Negro y de un periódico Católico negro, The American Catholic Tribune. Aunque nació como esclavo en Bardstown, KY, en 1854, y murió allí, pasó muchos años productivos en Cincinnati. Evangelista activo de la fe en la comunidad negra, fue citado diciendo que la Iglesia Católica era “el único lugar en el Continente donde ricos y pobres, blancos y negros, deben dejar caer los prejuicios en el umbral e ir de la mano al altar”. También dijo: “La Iglesia Católica por sí sola puede romper la línea de color. Nuestra gente debería ayudarla a hacerlo”.

Sin embargo, si queremos aprender de la historia, debe presentarse honestamente. La Iglesia no estaba libre del pecado de la discriminación racial en la época de Daniel Rudd, ni lo es ahora. En su dimensión humana, la Iglesia en la tierra todavía lucha por irradiar plenamente a Cristo en el respeto de la vida y la dignidad de cada persona. Ese es un desafío continuo para todo el Cuerpo de Cristo, cada uno de nosotros, no sólo los llamados a un liderazgo ordenado.

Durante este Mes de la Historia Católica Negra, demos gracias por el fiel testimonio de los Católicos negros a lo largo de los siglos que abrazaron a la Iglesia Católica y contribuyeron poderosamente a ella.

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